Mi experiencia con Internos Penitenciarios
- el timbal ESCOLA
Estos días se estrena la película “La Frontera “, un film surgido de la cooperación entre presos y profesionales del cine, rodado íntegramente dentro de los muros de una prisión. Marc Brualla, actor y profesor de El Timbal, Centro de Formación y Creación Escénica, nos habla de su experiencia en el trabajo con Internos Penitenciarios.
“Hace algún tiempo tuve la posibilidad de hacer unos talleres de Expresión en el Centro Penitenciario de Barcelona, conocido popularmente como Cárcel Modelo.
De joven leí a Augusto Boal y su Teatro del Oprimido.
Siempre me ha interesado también el Teatro en su vertiente de herramienta de transformación social. El Teatro como una ayuda efectiva, dinámica y participativa que fomenta la reflexión, la motivación,la participación, el espíritu crítico, la mejora de las habilidades sociales y la confianza en las propias capacidades, el trabajo en equipo, los valores como la solidaridad, el respeto, el diálogo, la interculturalidad y todo aquello sobre lo que se necesite o se quiera intervenir.
Por lo tanto, trabajar con internos de Centros Penitenciarios era algo motivador e ilusionante para mi.
Con mi maleta llena de algunos prejuicios y bastantes nervios llegó el día.
Recuerdo que me impresionó mucho la entrada a La Modelo. Grandes puertas de enormes barrotes se iban abriendo paso y cerrando tras de mí, con un sonido fuerte, metálico, que rebotaba en los altísimos techos del Centro. Reconozco que me sentí agobiado, y bastante nervioso ante el inminente encuentro que iba a tener con los internos.
Pero todas esas barreras y ese agobio desaparecieron tras la primera charla. Lo que ellos me transmitieron fue una imperiosa necesidad de comunicar, de expresar su realidad. Durante unas horas al día tenían la posibilidad de expresar aquellas cosas que les preocupaban. Reíamos, jugábamos, creábamos juntos. Y poco a poco aquellas barreras que nos separaban cada día cuando yo me iba fueron desapareciendo allí dentro. Fuimos construyendo historias, siempre a partir de un debate previo de los temas que más les tocaban. Y casi sin darse cuenta se encontraron jugando roles que de inicio quizá no imaginaron: roles de mujer, de animales, de objetos,… Y aquellos prejuicios con los que yo (inconscientemente y seguramente debidos a mi ignorancia y la influencia de noticias y películas americanas) llegué allí dentro, se diluyeron.
El último día de taller, mientras salía a la calle, no pude si no pensar en esos barrotes que se abrían a mi paso. Y recordar a aquellos que se quedaban dentro. Tuve la sensación de que ellos me habían dado más de lo que lo hice yo”